sábado, 19 de diciembre de 2015

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD



Nunca antes he escrito nada al llegar estas fechas. Lo cierto es que me produce mucha tristeza; no sé muy bien por qué razón pero, lo cierto es que es así.
El caso,  es que es más pronunciado a medida que pasan los años.

Recuerdo que de niña, cuando vivíamos en Albóns, cada Navidad iba a buscar musgo (molsa en catalán) al campo y en la planta baja de la casa, montaba un pesebre.
Había una mesa grande y la ocupaba toda. Las figuritas eran muy pequeñitas porque entonces venían dentro de las bolsas de pipas, y poco a poco las fui consiguiendo.
Había  muchas figuritas repetidas,  pero eso me ayudaba a completar y llenar mejor mi pesebre de habitantes.
La mesa era lo suficientemente grande como para hacer un pesebre donde no le faltaba de nada, desde montañas, hasta un río con su puente, un corral con gallinas, vacas, ovejas y burros; también pastores  y lavanderas, y ollas que colocaba encima de unos tronquitos como si fuera un fuego. No podía faltar la nieve, así que lo conseguía con un poco de harina por encima de las montañas y salpicando los prados. El río lo hacía poniendo papel de aluminio...y un camino que conseguía poniendo arena y piedras a los lados como si fueran rocas.
También tenía palmeras y matorrales que yo misma creaba.
 Solía poner siempre uno de los Ángeles sobre una de las palmeras y los pastores alrededor. Tampoco faltaban los Reyes Magos, que cada día, solía mover como si realmente fueran caminando hasta llegar al pesebre donde se encontraba la Virgen María, San José y el Niño Jesús rodeados de el burro, el buey y pastores con sus ovejitas adorándolo.
Colocando luces en lugares estratégicos conseguía darle ese punto mágico que tiene un pesebre. Por supuesto las luces no podían faltar alumbrando al Niño Jesús o al Ángel que anunciaba su llegada a los pastores, ni al río, ni tampoco debajo de la olla como si fuera el fuego.
 Además,  las luces eran de colores por lo que me la tenía que ingeniar para que cada lugar tuviera su color...el azul del río o el rojo del fuego.

¡Era precioso!  hasta el punto, que cerraba los ojos y me metía dentro de aquel pesebre...me volvía pequeñita.
 De pronto, me encontraba jugando con las ovejitas y paseando por entre sus casas y los prados, junto a los habitantes de aquel lugar mágico.  Y atravesaba el puente hasta llegar al lado de las lavanderas y escuchaba sus conversaciones.

Me pasaba horas dando vida a todas aquellas figuritas.
Imagino que ese,  era el espíritu de la Navidad...entonces tenía entre 10 y 13 años.

Lo malo,es que no recuerdo en qué año lo perdí.

¡Mis mejores deseos para tod@s...Felices Fiestas!



3 comentarios:

  1. Hola, Maite, sí, de niños tenemos ese privilegio de saber quedarnos con el lado bueno de las cosas. Aunque algunas costumbres estén vacías de contenido verdadero, de niños sabemos apartar los velos de la hipocresía y quizá quedarnos solo con lo que nos conforta, que es esa ilusión ingenua que no hace daño y nos hace evadirnos de realidades más feas. Eso es para mí el espíritu navideño, una ilusión que solo crece en la infancia.

    También te deseo lo mejor en estos días y si puede ser, que continúe todo el año.
    Un fuerte abrazo, Maite. Lo mejor para ti y los tuyos. Salud!

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    1. Muchas gracias amiga Clarisa, mis mejores deseos también para ti en este año que está a punto de entrar.
      Espero que nos leamos siempre. Un abrazo grandísimo para ti y tus familia de todo corazón.

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  2. Qué bonito Maite, nosotros en casa seguimos haciendo pesebre, ahora se encarga mi hijo menor que adora hacerlo. A mi estas fechas me dan penita porque con los años van desapareciendo aquellos a los que quieres, yo soy afortunada porque mis padres están junto a mi para regalarme su amor y alegría ypara mi, ellos son el auténtico espiritu de la navidad, regalando amor a todos los que quieren y lo hacen a lo largo de todo el año, igual que han hecho a lo largo de su vida. Son un ejemplo a seguir, que quiero seguir con mis hijos.
    Un petó i feliç any 2016, on et desitjo el millor i moltes lectures.

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